lunes, 26 de marzo de 2012
Lo fatal
Dichoso el árbol, que es apenas sensitivo,
y más la piedra dura porque esa ya no siente,
pues no hay dolor más grande que el dolor de ser vivo,
ni mayor pesadumbre que la vida consciente.
Ser y no saber nada, y ser sin rumbo cierto,
y el temor de haber sido y un futuro terror...
Y el espanto seguro de estar mañana muerto,
y sufrir por la vida y por la sombra y por
lo que no conocemos y apenas sospechamos,
y la carne que tienta con sus frescos racimos,
y la tumba que aguarda con sus fúnebres ramos,
¡y no saber adónde vamos,
ni de dónde venimos!...
Ruben Dario.
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DÍAS, ETERNOS DÍAS
ResponderEliminarHago cuentas del vacío
digo abro las cuentas
del vacío
anoto cargos y descargas
como inventando metáforas
precisas
para el más hondo presentimiento
del porvenir
Hago inventarios del vacío
abro y detallo lo que hay
lo que no hay
la existencia minuciosamente investigada
ojos rotos, manos entumecidas
corazón apagado, neutro
estomago a saltos
pies, de plomo
cuello de cuesta empinada
hago sumas
y restas
de vacío
la plenitud ausente, la cola
de pavo real cerrada
la perfección es una lágrima sola
suelta y sola
hecha ámbar
una revelación más
del Universo
Hablo con el vacío
le digo Dios
Padre Celestial
Vacío Grande y Sonoro
costillas afiladas
torozón en su punto
vientre plano y helado
como meseta o estepa
ventisca pura
Hablo, y no aparece la voz
los velos rotos
las velas rotas
no hay paso o piso
el vacío se ha instalado como temporada
o estación
no llueve, no moja
no canta, no habla
no sueña, no bebe
no ahuma, no alumbra
Me refiero al vacío
toco su piel áspera
y transparente
piel de papel-pergamino
vacío apergaminado, como título
diploma en la pared
Soy el vacío
lomo de vacío
intensa interrogación al hundimiento feroz
de las certidumbres
e incertidumbres
de todo
Noche larga ésta
nocheodía, es lo mismo
no hay nada
sólo puertas y puertas
que nadie abre
que no abren
puertas como instalación
frente al viento
y el tiempo es una sola sombra larga
irrecuperable
tiempo de vacío, tiempo de vacío
una exclamación en suspenso
suspendido todo
las algarabías, los fragores,
los vuelos
todo se suspende
hasta nueva nueva
orden
y desorden
El vacío como decrepitud
como decadencia
como cultura de la vida cotidiana
hambre y vacío
feroces
resueltos a no darnos tregua
más
-- más ? --
nada !
Rosario Murillo
Hay dias en los q definitivamente...no se puede...
ResponderEliminarPara esos días terribles, te dejo esto, Nica querida (con muchos besos):
ResponderEliminarSucede que me canso de ser hombre.
Sucede que entro en las sastrerías y en los cines
marchito, impenetrable, como un cisne de fieltro
navegando en un agua de origen y ceniza.
El olor de las peluquerías me hace llorar a gritos.
Sólo quiero un descanso de piedras o de lana,
sólo quiero no ver establecimientos ni jardines,
ni mercaderías, ni anteojos, ni ascensores.
Sucede que me canso de mis pies y mis uñas
y mi pelo y mi sombra.
Sucede que me canso de ser hombre.
Sin embargo sería delicioso
asustar a un notario con un lirio cortado
o dar muerte a una monja con un golpe de oreja.
Sería bello
ir por las calles con un cuchillo verde
y dando gritos hasta morir de frío.
No quiero seguir siendo raíz en las tinieblas,
vacilante, extendido, tiritando de sueño,
hacia abajo, en las tripas moradas de la tierra,
absorbiendo y pensando, comiendo cada día.
No quiero para mí tantas desgracias.
no quiero continuar de raíz y de tumba,
de subterráneo solo, de bodega con muertos,
aterido, muriéndome de pena.
Por eso el día lunes arde como el petróleo
cuando me ve llegar con mi cara de cárcel,
y aúlla en su transcurso como una rueda herida,
y da pasos de sangre caliente hacia la noche.
Y me empuja a ciertos rincones, a ciertas casas húmedas,
a hospitales donde los huesos salen por la ventana,
a ciertas zapaterías con olor a vinagre,
a calles espantosas como grietas.
Hay pájaros de color de azufre y horribles intestinos
colgando de las puertas de las casas que odio,
hay dentaduras olvidadas en una cafetera,
hay espejos
que debieran haber llorado de vergüenza y espanto,
hay paraguas en todas partes, y venenos, y ombligos.
Yo paseo con calma, con ojos, con zapatos,
con furia, con olvido,
paso, cruzo oficinas y tiendas de ortopedia,
y patios donde hay ropas colgadas de un alambre:
calzoncillos, toallas y camisas que lloran
lentas lágrimas sucias.
Pablo Neruda